
Una de las privilegiadas de haber sido parte de la cita máxima del deporte mundial es una jugadora de hockey sobre césped paranaense. Stefania Borghese intervino como madrina de la delegación de Hong Kong (China) y convivió durante dos semanas con deportistas, entrenadores y dirigentes de caracteres tan distintos a los de estas latitudes.
Al regresar a su tierra, la capitana del plantel superior del plantel superior del Paraná Rowing Club (PRC) Azul dialogó con Prensa de la Asociación Paranaense de Hockey sobre Césped (APH) y realizó su semblanza sobre la inolvidable experiencia.
Los III Juegos Olímpicos de la Juventud
– Prensa APH: ¿Cómo surgió la posibilidad de intervenir en Buenos Aires 2018?
– Stefania Borghese: En 2016 fui con tres amigas a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Además de vivir como espectadoras los juegos (una experiencia increíble), conocimos un chico de Córdoba que era voluntario. Cuando vi que era posible postularse para los juegos acá en Argentina, automáticamente me acordé de lo que nos contaba, así que me inscribí sin dudarlo.
– PAPH: ¿Qué trámites y requisitos debiste cumplir?
– SB: Además de la postulación y todos los formularios iniciales que debí llenar, se comunicaron conmigo por teléfono varias veces, consultándome sobre experiencias y aspiraciones para el voluntariado. También hice un test para verificar mi nivel de inglés, encuestas y demás. Luego de haber sido elegida como asistente de delegación, completé varias capacitaciones online sobre los juegos en general y mi sector de trabajo en particular.
– ¿Influyó tu experiencia en el Cuatro Naciones en Paraná?
– Sí, y mucho, ya que se valoró ese contacto experimentación con deportistas de habla inglesa. En aquella ocasión estuve con el equipo de Irlanda y fue una de las semanas en las que más aprendí en mi vida.
– ¿Por qué te fue asignado determinada delegación y con cuánta antelación te enteraste?
– Las delegaciones se asignan según las características personales de cada voluntario y la disponibilidad horaria durante los juegos. Personalmente, me avisaron que me había tocado Hong Kong aproximadamente dos semanas antes de viajar a Buenos Aires.
Me puse a investigar sobre las costumbres y características generales de su cultura, para que tenga menos impacto el choque con la nuestra, que es tan diferente. Además intenté aprenderme los nombres de los atletas y sus disciplinas, lo que puede decirse que no fue tan exitoso porque realmente son muy difíciles jajaja.
Sin embargo, a una semana y media de convivencia, ya sabía los de la mayoría.
Hong Kong
– ¿Cómo te recibieron los integrantes de esta delegación? ¿Cuáles son sus caracteres?
– Los atletas que representaron a Hong Kong fueron 25. En el contingente también intervinieron entrenadores, administrativos y autoridades en general.
Mi relación con ellos empezó siendo un poco distante, teniendo más contacto con los adultos de la delegación que con los atletas. Pero nos fuimos conociendo a medida que pasaron los días y terminé sintiéndome parte del grupo (hasta me regalaron una remera de su uniforme oficial).
Me traje una grata sorpresa, son gente muy generosa y educada, nos reímos un montón y nos incluyeron en la mayoría de sus actividades, lo cual es súper valorable.
Hemos ido a cenar y a almorzar e hicimos varios tours por la ciudad con toda la delegación. Incluso fuimos a conocer las canchas de River Plate y de Boca Juniors con uno de los funcionarios que vino a presenciar los juegos. Siempre que hicieron una actividad nos invitaron generosamente.
– ¿Qué tipo de labor realizaste?
– Mi función era esencialmente asistirlos en su estadía en Buenos Aires. Éramos dos voluntarias trabajando con la delegación e intentamos que estén lo más cómodos posible.
Nos consultaban ante cualquier necesidad, ayudamos en las tareas administrativas, hicimos las reservas cuando salían a comer. Cuando competían o asistían a ver algún deporte, los acompañamos a los distintos parques, y si querían salir a pasear tratábamos de cuidarlos y contarles un poco de nuestra historia durante el camino.
Los atletas eran menores de edad, por lo cual las prioridades eran que no salgan solos y que se sientan como en casa.
– ¿Sobre qué temas intercambiaron diálogo con ellos?
– Realmente, sobre todo. Somos parte de dos culturas muy diferentes, ellos viven del otro lado del planeta y de una forma muy distinta a la nuestra. Así que siempre charlamos sobre costumbres, política, fútbol, deporte, actualidad… y así podría seguir enumerando.
El interés por saber más del otro fue mutuo, lo que generó conversaciones muy enriquecedoras.
El olimpismo
– ¿Cumpliste tus expectativas respecto a los juegos?
– Sí fueron más que cumplidas. La experiencia fue increíble, se respiró deporte en la villa y los distintos parques. Los atletas son jóvenes con un futuro enorme y fue inspirador verlos en primera persona cumplir los objetivos por los que tanto entrenaron.
Además, estar trabajando con otros voluntarios –que desinteresadamente estuvieron todo el día haciendo posible estos juegos– fue un orgullo. No puedo creer haber sido parte de algo tan grande y, encima, en mi país.
– ¿Qué imágenes mentales de tus vivencias querés compartir?
– La imagen más fuerte que me traigo es la villa olímpica llena de atletas de distintas partes del mundo. Más de 200 países conviviendo en un par de cuadras, compartiendo la vida diaria al lado del que, tal vez, está en contra en la competición al otro día.
Ir caminando y escuchar un idioma distinto cada dos pasos, ver personas de todo el mundo con sueños en común, estar en el medio de todo esto es emocionante.
Competir en un juego olímpico es el sueño mayor de todo deportista y estar viendo gente cumplirlo después de tanto trabajo para llegar hasta allí fue mágico.
– ¿Tenés nuevos anhelos respecto a espectáculos internacionales?
– Mi próximo objetivo es el voluntariado en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ya que como deportista no llego, espero cumplir el sueño como voluntaria, jaja.
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